Ejercicio 1
Ejercicio Grupal Uno
Consta de tres partes:
1) Es tan simple que puede llegar a ser muy complicada. Se trata de responder a la pregunta:
¿Por qué escribo?
Les doy como pauta estas dos lecturas embriagadoras de dos voces femeninas triunfales. Clarice Lispector (disculpan la obsesión), brasileña, y Olga Orozco (otra más), argentina.
Pueden usarlas como fuente de inspiración pero el texto debe ser absolutamente personal. El género lo escogen ustedes dentro de las que le propongo:
- prosa poética
- epístola
- ensayo
- testimonio
- poesía
2) Explíquenme por qué eligen un género en lugar de otro, y hagan una reflexión sobre las posibilidades del mismo. Ejemplo: “Elegí la carta porque me permite ser directa y coloquial e imaginar que hay alguien frente a mí que …)
3) Redacten dos comentarios (aquí es donde arrugan la nariz, sino la arrugaron ya) sobre los textos propuestos. Cada uno debe tener por lo menos media página (carta, espacio simple, letra 12, bla, bla).
Fecha de entrega: 15 de abril
4) Hagan llegar a mi correo personal su propuesta de trabajo antes del 10 de abril.
QUE EL VIENTO SOPLE Y TENGAMOS BUENA TRAVESÍA!!!
Es allí a donde voy
(Clarice Lispector de Silencio)
" Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy. La punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espalda magia: es allí a donde voy. En la punta del pie el salto. Parece historia de alguien que fue y no volvió: es allí a donde voy. ¿ O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Te espero. Es allí a donde voy. En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé dónde ni cuándo. Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí a dónde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después de todo es real. Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien me dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy. Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa. En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta . Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo. Yo al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, cachorro, ¿dónde esta tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor
estamos nosotros”.
Balance de la Sombra
(Olga Orozco. Inédito)
Muchas veces, en los desvanes de la noche,
Cuando la soledad se llena de ratones que vuelan o escarban
bajo el piso
para roer, tal vez, los pocos nudos que me atan a este asilo,
busco a tientas la tabla donde asirme o el lazo que todavía
me retenga.
Entonces te adelantas, aunque no sé quién eres,
Sombra fugaz y sombra de mí misma, mi sombra ensimismada,
Sí, tú, la más cercana pero la más extraña,
y siento que aún con tu inasible custodia me confirmas un
lugar en el mundo.
Pero ¿quién eres tú?, ¿quién eres?
Quizás sea apenas como un jirón de niebla
Que copia dócilmente cada pacto de mis sustancia con el
tiempo,
como cree la luz;
o acaso estés aquí sólo para testimoniar con tu insistente
opacidad la culpa y la caída.
Compañía fatal o delatora,
Yo sé que agazapada en un rincón cualquiera de los sueños
permites que la muerte se pruebe mi propio cuerpo cuando
duermo.
Y no ignoro tampoco que llegas desde el fondo de un abismo
con alas de ladrona
y escondes en tu vuelo soles negros,
humaredas de infiernos nunca vistos y recuerdos que zumban
como enjambres.
Tu cosecha de ayer; tu amenaza y promesa para hoy y mañana.
Sospecho que también me has contagiado paredones roídos,
Templos rotos, fisuras dolorosas y escondrijos que dan al otro
lado.
Pero también multiplicaste a ciegas las visiones del amor que
no muere,
nos vestiste con noche encandilada, con fugitivos resplandores,
y hasta te vi saliendo de ti misma
y te vi propagarnos como a un eco, como a un temblor de
luces hacia la eternidad,
al paso de las aguas.
Sombra perversa y sombra protectora,
mi doble de dos caras.
Nunca tuve otra hija más que tú
Y has hecho lo imposible por parecerte a mí, en mi versión
confusa,
Aunque siempre aparezcas embozada en anónima y ajena,
peregrina envoltura.
Yo te confieso ahora, mientras estoy aquí,
Mientras aún me anuncias o me sigues, no sé si como emisaria
o como espía,
que quienquiera que seas no querría perderte entre otras sombras.
No me dejes entonces nunca a solas con mi desconocida:
no me dejes conmigo.
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