Deleter Taller

Este pizarrón colectivo nos convoca a hacer de esta aventura una comunidad interactiva. Poesía y Narrativa; Narrativa y Poesía, sin tiempo ni lugar.

viernes, junio 16, 2006

Del ejercicio IV

He querido publicarlo ya que he recibido un comentario muy alentador de este pequeño texto y porque me gustaría ver también los textos vuestros.
La Crónica de Meneses la he tomado como excusa para representar lo incondicional que puede ser la poesía para manifestarse, la fuerza que puede cobrar esta pulsión para salvar cualquier obstáculo que el destino le otorgue y cómo el hombre no es mas que un instrumento de un entramado histórico y universal que se manifiesta en cada poeta, en cada discurso, en cada palabra, generando la realidad.
Es mi opinión.

CRÓNICA

Esta es la historia de Daniel Meneses, poeta chileno nacido en Choapa en 1855. Desde pequeño y alentado por los cánticos que entonaban los mineros sintió gran interés en la poesía, componiendo desde entonces cantos y relatando historias. Para poder dar curso a la poesía que en él se manifestaba con tal fuerza, se dio maña para que un vecino le enseñara a leer, este le enseñó cuatro hojas de la Biblia. Con esto y a fuerza de no contar con un silabario, el poeta Meneses tardó igualmente siete años en aprender la escritura. Durante los acontecimientos ocurridos con motivo de la guerra y encontrándose Meneses, en 1883 tocando el guitarrón en una cantina, una bala perdida le atravesó el cuello alojándose en su médula espinal, lo que le significó permanecer tres años en el Hospital de la Serena, absolutamente baldado de sus pies y manos. Después de ese tiempo, Meneses fue trasladado a Valparaíso donde permaneció un año más sin encontrar recuperación. Más tarde fue llevado por su mujer a Santiago, al Hospital San José, donde después de cuatro duros años de rehabilitación, pudo por fin dar alguna movilidad a sus dedos y sin saber hacer otra cosa, se dedicó por entero a la versificación a la que desde la niñez se sentía atraído. Cobró fama escribiendo a lo divino y a lo profano y sus publicaciones se agotaban rápidamente. Durante toda la contienda civil del 91 siguió escribiendo poesía de asuntos varios y cantó a la guerra que ensangrentaba Chile. De sus composiciones que relataban el triunfo del bando revolucionario se hicieron 30 mil ejemplares agotándose enseguida. Usó el seudónimo de Rosa Araneda, su mujer, en sus cinco primeros libros y a partir de 1895 toda la producción de Meneses lleva su nombre.
En 1897 publicó un periódico con el nombre de Judas Iscariote, con el fin de defender los intereses obreros.
Meneses murió como un poeta.


Fragmento de un poema de Meneses.

“Las señas de mi querida”

“Es de sonrisa halagüeña
que ya no hay comparación,
de un humilde corazón
la que se dice mi dueña;
es dura como una peña
o mas bien un pedernal;
ni el mas fragante rosal
se iguala a ella, se indica,
porque tiene desde chica
los labios como un coral”