Deleter Taller

Este pizarrón colectivo nos convoca a hacer de esta aventura una comunidad interactiva. Poesía y Narrativa; Narrativa y Poesía, sin tiempo ni lugar.

domingo, octubre 15, 2006

RUMIANDO....... texto modificado

Me esfuerzo como escolar para tener la tarea hecha y resuelta, para no perder lo que ya he avanzado. Pero no hay caso. Entonces enciendo el computador, bien decidida. Pero me supera, evito sentarme y sigo buscando. Hoy es domingo y en estos días de guardar no me siento frente al computador ¡por ningún motivo! Me espera una larga semana frente a él. Son más horas compartidas con la máquina que con el marido y los niños.
Ya ni recuerdo que motiva esta reflexión. ¿Hubo una lectura previa? Una arenga quizás. En todo caso me siento libre de compartir esta divagación inconexa. Leo los textos de Carina y Mauricio y me siento aún más incoherente.
He levantado mil veces esos montones de libros y papeles en el escritorio. Cerca del computador tengo otro montón de escritos, pero los que busco no están allí. Quién sabe donde quedaron esas dos hojas escritas por ambos lados. Desaparecieron, se las tragó el desorden. Tendré que reescribir todo, pero no recuerdo una letra.
-Debo comenzar esta reflexión en serio- Esta sentencia marca las primeras gotas de tinta que me obligo a arrojar sobre esta blanca y cuadriculada hoja. A propósito huyo del computador. Me acomodo lo más lejos posible. Un temor básico e inexplicado, primitivo, me quiere hacer creer que esa máquina robará mi espíritu, pausadamente a razón de un kilo bite por hora, ejerciendo un daño paulatino, progresivo y permanente. De todos modos sucumbo al goce de gesticular con los recursos, las intrincadas redes, desgranarse en línea. Dispersarse del todo. Quisiera a la vez, perderme en un acto reflejo, una mueca simple, mecánica. ¿Mirarme las puntas del pelo a contraluz, a ver si florecieron?
Sumergirme por ejemplo, en el tránsito de una idea a otra, en ese salto que dan de neurona en neurona. Luego desandar ese camino y recuperar el rastro que dejan en eso, capturando las historias que subsisten en el interludio entre un pensamiento y otro.

sábado, octubre 14, 2006

Las delicias de escribir


¡Así cualquiera!

viernes, octubre 13, 2006

Estimad@s Tod@s

Los invito a curiosear en mi fotolog.

http://www.flickr.com/photos/58136149@N00/



jueves, octubre 12, 2006

Algo que uno escribe en una servilleta

En mis ojos resuena
el brillo de los suyos.
El tiempo inconciente
juega en tu pelo,
descubre tu frente
del velo aparente
los ojos desnudos
de mi propiedad

QUE NO SE MUERA EL BLOG......EJERCICIO CARTA

Tieri colecciona hojas.
A Juani le gusta verse reflejada en las lágrimas de Tieri.
A ambas les gusta ese disco de la Laurie Anderson.

Querida, queridísima:
Así como comiences a leer esta carta, siéntete abrazada.
Quizás debieran ser otros los motivos para escribirte, te parecerá absurdo, estoy segura, pero creo a la vez, que te interesará mucho lo que tengo que contarte.
Pasaba una aburrida tarde de domingo (que no necesariamente debía ser así, pero lo estaba siendo) Y de entre todas las cosas que se me ocurrieron (algunas inadecuadas, retorcidas o indignas) decidí leer todas las cartas que me diste a guardar (¿o que sólo olvidaste en mi entretecho?) en esa caja de zapatos verde. Me imagino que la recuerdas.
Nunca dijiste que no pudiese hacerlo. Siempre respeté el privado contenido de esa caja, del cual no tuve detalles, hasta que la abrí hace tres días, mientras aseaba la buhardilla. Lo que sí te aseguro es que estaba sola. Todos habían salido, supuestamente yo tomaría una siesta, todo muy normal. Pero en vez de tenderme, comencé a deambular, como buscando algo, con esa sensación de vacío en el estómago -Un vaso de leche- pensé. Pero no era comida ni bebida, sino ansiedad.
Además de las cartas supondrás lo que me he encontrado. No lo he compartido con nadie y no lo haré, te puedes quedar tranquila.
El entretecho lo hemos limpiado y ordenado, tarea que debiésemos haber hecho hace años. No te imaginas la cantidad de arañas y otros bichos raros que tuvimos que espantar (tu sabes que yo no mato nada que se mueva, por más asqueroso que sea). Si aún encargaran en los colegios construir insectarios, te aseguro que Clarita sí habría sido capaz de cazar y eternizar en formaldehído a varios curiosos ejemplares (¿o se conservan sólo en alcohol? no recuerdo).
Bueno, continúo. Limpiando el entretecho hemos hallado además, una que otra teja corrida y rastros de lluvias indiscretas que habían visitado la buhardilla repetidas veces. Y es así que muchas de las cosas que quisimos rescatar estaban plagadas de moho. El agua hizo estragos en las cajas donde nuestra madre guardó con tanto esmero y esperando proteger, esa colección de vinilos. Para que te cuento como estaban nuestros queridos discos de cuento. Por suerte tu caja verde se había salvado, estaba debajo de los disfraces. La bolsa plástica en que estaban enfundados salvó los trajes y otras cosas más. De todos modos una esquina de la caja recibió algo de agua y los papeles en su interior quedaron graciosamente decorados con un chorreo medio verde anaranjado.
Abrir ese cofre de cartón fue mágico. Aparte de hacerme retroceder en el tiempo rápidamente, desprendió un polvo volátil que me hizo estornudar largamente y cerrar los ojos. De verdad fue transportador, cuando los abrí, me encontré con esa letra manuscrita, tan escolar, tan adolescente. Reconocí tu mano y la mía en esos escritos. Tus textos llenos de colores me hicieron recordar cómo perdías el tiempo en clases, subrayando con distintos colores y destacando párrafos. Decorando el margen de los cuadernos con florcitas y corazones.
Lloré mucho leyendo las cartas, de pena, de alegría, de rabia. Te quiero mucho y te echo de menos. Estás tan lejos, pero siempre te siento cercana, hay detalles de mi vida que también te remedan, aparte de la imagen en mi espejo.
Te diré que la pequeña agenda rosada con candado (que te empeñabas en no llamar diario de vida) está intacta. También la leí completa y la releí varias veces. Me sorprendió el relato detallado de todo lo sucedido, aunque siempre pensé que el mayor de tus hijos no se parecía para nada a Joaquín. En todo caso, para tu tranquilidad, arranqué las páginas y las quemé.
Quiero hacerte llegar la caja y todo su contenido, por el medio más rápido y seguro (¿no queremos que ocurra lo del correo aéreo de la película El Naufrago, verdad?) Por si acaso te voy a mandar todo, menos el diario de vida, así no corremos el riesgo de que nuestros secretos sean leídos por Tom Hanks en quién sabe qué isla camino a tu tierra.

Abrazos, abrazos, besos, besos.
J.